El monumento preferido de los catalanes: el Pueblo Viejo de Corbera d'Ebre

El testigo más simbólico de la brutalidad de la batalla del Ebro ganaba "Batalla Monumental"

El Pueblo Viejo de Corbera d'Ebre ha sido escogido el monumento preferido de los catalanes y las catalanas en la segunda edición del programa televisivo "Batalla monumental". Lo hacía imponiéndose, con un 53 % de los votos de los espectadores del programa, al duelo final en el cual se enfrentaba a las murallas de Montblanc, la otro finalista de este año.

El tercer lugar se lo llevó el castillo de Montsoriu, el cuarto fue para la cartuja de Escaladei, y lo Palau de la Música Catalana quedaba en quinto lugar.

Recordamos que estos cinco monumentos son los que llegaron a la final del programa después de competir en diferentes "batallas" durante los programas anteriores con otros monumentos por temáticas. Así, este año se vivió la "Batalla de fortalezas" entre el castillo de Montsoriu y el castillo de Mur; la "Batalla de Murallas" entre Montblanc y Cervera ; la "Batalla modernista" entre el Palau de la Música Catalana y la cripta y la colonia Güell; la "Batalla de la fe" entre la cartuja de Escaladei y lo monasterio de Ripoll; y la "Batalla de Batallas", que enfrentó el Pueblo Viejo de Corbera d'Ebre y el Born Centro de Cultura y Memoria.

Runes del Poble Vell de Corbera d'Ebre

Escombros del Pueblo Viejo de Corbera d'Ebre

El monumento preferido de Catalunya

El Pueblo Viejo de Corbera d'Ebre es un lugar único, donde pasear por uno de los capítulos más oscuros de nuestra historia: el testigo más simbólico de la violencia y la brutalidad de la batalla del Ebro.

La antigua villa, ubicada en lo alto de un tozal de 337 metros de altitud, el cerro de la Muntera, al lado de la sierra de Cavalls y de la de Pàndols, fue completamente destruida durante la contienda más sangrienta de la Guerra Civil, que se alargó 115 días entre el 25 de julio y el 16 de noviembre de 1938.

El régimen no dejó que se reconstruyera el pueblo, y desde aquel momento, las ruinas del Pueblo Viejo permanecieron intactos, tal como lo habían dejado las bombas, mientras sus habitantes rehacían sus vidas más abajo, en un nuevo pueblo.

Interior de l'església del Poble Vell de Corbera d'Ebre

Interior del església del Pueblo Viejo de Corbera d'Ebre

Hoy, pasear por las calles del Pueblo Viejo de Corbera d'Ebre, las casas derruidas, permite comprender los acontecimientos que tuvieron lugar aquel verano de 1938 y hacerse una idea del brutal impacto que la guerra dejó sobre las Tierras del Ebro.

Entre tanta destrucción, el único edificio que se mantiene derecho es la imponente iglesia de Sant Pere, malograda y parcialmente rehabilitada, de la cual se conserva un esqueleto que hoy se utiliza como espacio de memoria y centro de actividades culturales. En las calles del núcleo, declarado bien de interés cultural por la Generalitat de Catalunya.

El conjunto estuvo declarado Lugar Histórico protegido por la Generalitat del Catalunya año 1992, y ha acontecido un monumento a la Paz y lugar de visita obligada para quien quiera conocer los desastres de la guerra.

Una de les obres de l'Abacedari de la Llibertat al Poble Vell de Corbera d'Ebre

Una de las obras de la Abacedari de la Libertad al Pueblo Viejo de Corbera d'Ebre

Tanto es así que, en las calles de la villa, entre los escombros, el visitante encontrará 28 obras, de 25 artistas y hechos con diferentes técnicas y materiales, que forman el Abecedario de la Libertad. 28 expresiones artísticas que invitan a reflexionar sobre el diálogo en la construcción de una sociedad justa. Además, en 2000, fue erigido el «Monumento a las Brigadas Internacionales», obra de José Luis Terraza, de hierro y piedra, y el abril de 2018 se inauguraba un relevo, obra de la escultora Mar Hernández Pongiluppi, que recuerda al comandante Robert Hale Merriman y al batallón A. Lincoln.

Sin ningún tipo de duda, un monumento a la historia de nuestro país que merece ser reconocido y conservado para no olvidar nunca quienes allí perdieron la vida, los que no volvieron a casa después de la Batalla del Ebro, y los que rehicieron su vida todo y el dolor que vivieron. Un lugar que te hiela la piel cuando lo descubres, pero que te invita a reflexionar y a entender que la guerra tan solo causa dolor y destrucción. Un monumento para tener claro el que no tiene que volver a pasar.

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