El entrañable Tió de Nadal y su historia

Tradicionalmente, poner el tió en casa era un símbolo de veneración

Inmersos al preparar las fiestas de Nadal, hay elementos que forman parte de la tradición catalana que no pueden quedar fuera de los hogares para hacer que la fiesta luzca completamente. Una de estas tradiciones es el entrañable Tió de Nadal. Y es que, cuando llega la noche de Nadal, pocas son los hogares que no mantienen la tradición de hacer cagar el Tió.

Después de días a casa, bando tapado con una manta, y alimentándolo debidamente, el 24 de diciembre por la noche llega el momento que hace las delicias de los más pequeños de casa que, palo con mano, cantan y golpean el tronco para conseguir sus regalos.

Una tradición que tiene una larga historia a su detrás, y que, para conocerla, tenemos que retroceder unos cuántos siglos. La idea surgió de la voluntad de garantizar que la natura no perdiera su fertilidad durante los meses de invierno. Un sabio quiso rendir un homenaje a la natura en el momento en que, con el solsticio de invierno, esta quedaba dormida.

Así, poner el tió en casa era un símbolo de veneración , y él como regreso, calentaba el hogar. Por eso se el atiava con un bastón, para mantener su rescoldo. Con los años, este regreso se sustituyó por golosinas, símbolo de la abundancia prometida después del invierno.

En la actualidad, el Tió llega a los hogares unos días antes de Nadal, normalmente por Santa Llúcia (13 de diciembre), y se guarne poniéndole cara, patas y barretina. Nunca falta la manta para cubrirlo y protegerlo del frío, y cada día hay que darle comer.

Y así se está al hogar hasta el 24 de diciembre por la noche, o el 25 a mediodía, cuando, tapado con la manta, los más pequeños (y también los adultos) el atien con un bastón mientras cantan su canción. Al acabar, y levantar la manta, aparece la recompensa. Dulces y regalos por todos los que lo han cuidado!

Aquí tenéis la canción para poder cantarla mientras haced cagar el Tió!

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