El animador cultural y promotor Xavier Cordomí, durante el Congreso de Cultura Popular Catalán (1995-1996) definió el Bestiario festivo como "toda aquella figura de imaginería festiva zoomòrfica con portador interno o externo, de carcasa y/o figuración total o "protèsica", con carácter individual o grupal, y con una técnica, funcionalidad y simbolismo determinados, así como sus colectivos humanos y modelos asociativos".
El bestiario popular catalán es, pues, el nombre que recibe el conjunto de figuras que representan animales reales o fantásticos que son exhibidos en las fiestas locales de Cataluña en procesiones, pasacalles o bailes, entre otros.
Su origen hay que buscarlo en el teatro medieval de las procesiones de Corpus Christi, evolucionando y adquiriendo entidad propia en pasacalles y bailes de diablos, entre otros. Hoy en día son presentes en la mayoría de celebraciones festivas en todo el territorio catalán. Buena muestra son las Guites de la Patum de Berga, declarada el 2005 Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, o las que aparecen a diferentes cortejos festivos como los de las Fiestas de la Merced de Barcelona, las de Santa Tecla de Tarragona, o Santo Fèlix de Vilafranca del Penedès.