Santo Martí del Canigó es una abadía que se encuentra en 1.094 m de altitud, detrás de un afloramiento rocoso del macizo del Canigó, al pequeño pueblo de Castillo de Vernet (Cataluña norteño). Fundada a finales del siglo X, es un lugar que se enfrentó a muchas dificultades a lo largo de la historia por su posición geográfica.
Pero uno de los grandes misterios es su fundación, que se explica intermediando diferentes leyendas. Unas leyendas que recoge el folklorista Joan Amades.
La primera de estas leyendas explica que el conde Jofre de Cerdaña (Guifré) hizo el llamamiento para luchar contra los árabes invasores. Una batalla que se perdió porque su sobrino Bernat había actuado sin seguir las órdenes de sus superiores. El conde mató el joven Bernat, que se había refugiado en una iglesia y se había abrazado a una imagen de santo Martí.
La segunda leyenda dice que el conde no mató su sobrino Bernat por una derrota, sino para quedarse con las tierras que, para ser huérfano, le correspondían en herencia. La cuenta tuvo remordimientos y pidió perdón al papa Sergi IV, quien, como penitencia, le impuso abandonar las armas, construir un monasterio y hacerse monje.
Y hay una tercera versión de la leyenda. Esta habla de la cuenta Tallaferro y su hijo Gentil. Gentil no acudió al llamamiento para ir a luchar contra los invasores quedándose con una pastora de la cual estaba enamorado. El conde Guifré, indignado por la deserción, lo va estimbar por la montaña del Canigó y lo mató.