Font Pudosa fue durante años un punto de referencia por el turismo en Banyoles, desde que fue construido el 1862 hasta que cerró un siglo después, y era famoso por sus aguas sulfuro-carbonatade, adecuadas para tratar enfermedades de la piel y los huesos como los problemas de circulación sanguínea y de vías respiratorias.
El nombre hacía referencia a los olores que desprendían las aguas del balneario, que tenían un olor intenso.