El monasterio de Ripoll, el emblema medieval catalán

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Bola parte de la historia medieval de la nación catalana se concentra en el imponente Monasterio de Ripoll. Fundado por la cuenta Guifré el Pilós y su mujer Guinedilda en 888, el espacio disfrutó de una época de esplendor borde en 1000 gracias al papel del Abad Oliba y las cuentas de Besalú y Cerdaña.

 

A partir de aquí empezó una época de decadencia, donde progresivamente el monasterio fue perdiendo importancia hasta casi su completa destrucción después de las guerras carlines. El monasterio, pero, se reconstruirá hacia finales del siglos XIX y se convirtió en uno de los puntos claves de la Renaixença catalana a la vez que empezaba la restauración de manso de Elias Rogent.

 

En la actualidad es un conjunto arquitectónico importantísimo y uno de los puntos turísticos clave del Ripollès. Fue declarado bien de interés nacional en 1931. Dentro del conjunto se pueden visitar el claustro, el cenobio, portalada o el interior del monasterio.

Si queréis visitarlo, está abierto al público y es una visita muy recomendable tanto por grandes como por pequeños. 

 
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