
El Casino de la Rabassada toma el nombre de de la sierra de la Rabassada a la vertiente vallesà de Collserola, porque el complejo de lujo burgués de principios del siglo XX se ubicó en esta zona.
El inicio del complejo de lujo fue un hotel y casino situado a la carretera de la Rabassada, al término de Sant Cugat del Vallès (Vallès Occidental).
Actualmente está en ruinas y sólo quedan algunos restos dispersados aleatoriamente por el terreno, que poco recuerdan la magnificència de las instalaciones pensadas para el ocio burgués de principios del XX.

Este majestuoso casino fue el símbolo del lujo de una ciudad en pleno auge económico. No le faltaba de nada e incluso tenía su propio parque de atracciones, restaurando con amplios comedores y chefs venidos de París, orquesta, hotel con habitaciones de lujo, salones recreativos, oratori público y grandiosos jardines con vegetación exótica procedente de varios lugares del planeta.
El Casino consiguió un gran renombre como centro de juego de la ruleta, donde parece que se perdieron grandes fortunas hasta provocar varios suicidios. La leyenda popular explica que incluso había una sala reservada para estos propósitos, pero ni los suicidios ni la sala exprès han sido comprobados documentalmente.
Su declive empezó a perfilarse el 1912 cuando el gobernador prohibió el juego, hecho que provocó la quiebra de la sociedad depués de un año. El complejo siguió funcionando como hotel, restaurando y parque de atracciones. Cogió un cierto impulso con motivo de la Exposición Internacional de 1929, pero el general Primo de Rivera volvió a prohibir el juego aquel mismo año, lo cual provocó el cierre progresivo de todas las actividades hasta que el 1930 se clausuraba definitivamente el restaurante.
El edificio se fue deteriorando y durante la guerra civil se usó primero como refugio contra los bombardeos y después como quarter de carrabiners. Las instalaciones se derrocaron en 1940 y hoy tan sólo quedan de pie restos de paredes y columnas, algunas habitaciones medio destruidas, esculturas escondidas entre la vegetación, entradas y túneles, fosas cerradas con hierro forjado, arcos, fuentes, fragmentos enteros de escalinatas y otros pequeños rincones.