Hay playas donde quizás poco podremos pasear por la arena, o extender la toalla para tomar el solo, pero sí que son imprescindibles por su belleza y singularidad.
Es el caso de la Cala de los Frailes, en Lloret de Mar. Una cala que destaca para estar formada por un conjunto de rocas con formas sorpresivas. Está situada a los pies de un pequeño acantilado al cual se llega por el camino de ronda desde la playa de Lloret .
Una playa sin servicios, poco ocupada, que acontece idónea para la práctica del busseig. Tiene una longitud de 140 metros y una anchura de casi diez. Está formada por piedras y la pendiente de entrada al mar está un poco pronunciado y el fondo marino es rocallós, con rocas que surgen del agua como minúsculos islotes.