Joan Miró, el pintor más ilustre de la ciudad condal

Es considerado uno de los máximos representantes del surrealismo

 

La lista de nombres de personajes ilustres de la ciudad de Barcelona podría ser inacabable. Poetas, pintores, escultores, arquitectos, médicos... Son muchos los hijos de la capital catalana que han pasado a la historia. Hoy, pero conocemos a Joan Miró, quien ha sido el pintor más reconocido de la historia a la ciudad.

 

Pintor, escultor, grabador y ceramista, considerado uno de los máximos representantes del surrealismo, Joan Miró nacía en Barcelona el 20 de abril de 1893. Sus primeras obras muestran fuertes influencias fauvistes, cubistas y expresionistas, evolucionando hacia una pintura más llanura. Su primera exposición individual tuvo lugar a las Galerías Dalmau de Barcelona entre el 16 de febrero y el 3 de marzo de 1918, con la presentación de 64 obras entre pinturas, acuarelas y pastels, hechos entre 1914 y 1917.

 

A partir de su estancia en París, su obra se vuelve más onírica, coincidiendo con las directrices del surrealismo pero sin llegar a incorporarse formalmente a este movimiento. Según Miró, su estancia parisiense lo liberó "no sólo del cubismo que había conocido en Barcelona sino también —por la influencia de mis amigos, poetas y pintores surrealistas— de los temas convencionales: la natura muerta, el retrato y el paisaje realista".

 

Miró manifestó su deseo de abandonar los métodos convencionales de pintura para poder favorecer una forma de expresión que fuera contemporánea, y no querer doblarse a las exigencias ni a la estética de estos métodos, ni siquiera en sus compromisos verso los surrealistas.

 

Una de les obres de Miró
Una de las obras de Miró | Cedida

 

A los años 50 se instaló en Palma, donde encontró un espacio de refugio y de trabajo, gracias al taller construido por su amigo Josep Lluís Sert. En aquella época mantuvo una importante actividad como muralista cerámico, con encargos como los Murales del Solo y de la Luna para la sede de la Unesco en París (1957-1958), entre otras y ganó el premio Guggenheim (1958), hecho que le permitió adquirió también la finca de Son Boter, ubicada junto a Son Abrines y que había sido su deseo inicial.

 

A partir del año 1960, Miró entró en una nueva etapa donde refleja la facilidad en la forma de trazar los grafismos, que realiza con una gran simplicidad.

 

El 25 de diciembre de 1983, el pintor moría en Palma a la edad de noventa años. El día 27 se celebró un funeral en la Iglesia de Santo Nicolau, en Palma, el mismo lugar donde se había casado años atrás. El día 29 de diciembre fue enterrado en Barcelona, al Cementerio de Montjuic, no muy lejos de la Fundación que lleva su nombre.

 

Uno de los espacios donde mejor se encuentra representada su obra es la Fundación Joan Miró, fundada el 1975 y ubicada en Barcelona. También hay importantes fondos de obra suya a la Fundación Pilar y Joan Miró de Palma, en el Centro Georges Pompidou de París, al MoMA, al Museo Reina Sofía y a la Espacio Miró de Madrid, al Guggenheim de Nueva York, a la Tate Moderno de Londres y al Moderna Museet de Estocolmo.

 
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