12 de julio: Nació el médico, físico y meteorólogo catalán Francesc Salvà

 

 

Francesc Salvà y Campillo nació en la calle Petritxol, núm 11, de Barcelona el 12 de julio de 1751. Hijo del doctor Jeroni Salvà y Pontich, médico del Hospital General de Barcelona y sano madre Eulàlia Campillo, perteneciendo a una familia acomodada.

 

Cursó los primeros estudios al colegio episcopal de Barcelona, orientado probablemente por su tío, que ostentaba un cargo eclesiástico en la ciudad. Durante los nuevo años en que cursó estudios,  el joven Francesc destacó por su capacidad siendo distinguido en varias ocasiones, hecho que atrae la atención del obispo de Barcelona Josep Climent, el cual aconsejó a sus padres que en Francesc cursara estudios de Medicina en Valencia.

 

Los estudios universitarios los hizo en la Universitat de València, donde invirtió tres años en lugar de los cuatro habituales. Con sólo 22 años ya era miembro de la Academia de Medicina Práctica, a la cual emprende una importante tarea de investigación y difusión de las últimas innovaciones médicas.

 

El día 12 de febrero de 1802 se casó en Santa Maria del Pino con Llúcia Esteve Cebrià.

 

Tuvo una preocupación por la salud pública que a la época se centraba a combatir, entre otros, la viruela mediante medios innovadores como la vacuna. 

 

La capacidad profesional del Dr. Salvà resta ampliamente demostrada con el reconocimiento a países extranjeros, especialmente en Francia (donde recibió diferentes galardones por parte de la Sociedad de Medicina de París).

  

Otro aspecto destacado fue el esfuerzo para devolver en Barcelona la posibilidad de formar médicos, capacidad perdida después de la Guerra de Sucesión. Con un esfuerzo conjunto, se consiguió poder abrir una cátedra de clínica en Barcelona, paso previo para el establecimiento de una facultad de Medicina, de la que fue el primer catedrático titular, inciant las clases el 1 de julio de 1801.

Esta preocupación tomaba dos vertientes interesantes. Por un lado, la preocupación por el bienestar social y por las condiciones de vida como causantes de buena parte de este tipo de enfermedades infecciosas. Hay que tener presente la época en que el Dr. Salvà vivió en Barcelona: en plena industrialización, con la formación de una clase proletaria en una ciudad con una presencia tradicional de un amplio abanico de procesos fabriles y con un recinto amurallado y unas servidumbres de carácter militar que comprimían y dificultaban sin duda las condiciones de trabajo y de vida de los barceloneses, especialmente las clases y los estamentos humildes.

 

Otro aspecto, el que trajo el Dr. Salvà a una intensa y continuada actividad en el campo de la meteorología, era la creencia de la época en que las variaciones del tiempo, el que denominaban las constituciones atmosféricas, eran las que condicionaban la aparición y desarrollo de diferentes tipos de enfermedades, creencia no muy alejada de la realidad, puesto que los factores ambientales inciden en los gérmenes o en los agentes transmisores. La aglomeración urbana típica del antiguo Régimen estos aspectos acontecían una cuestión mucho más trascendente para la salud pública.

Las actividades científicas del Dr. Salvà son muy amplias, propias de un erudito ilustrado. El afán para conocer la causa y las posibles soluciones para estas enfermedades impulsa, sin duda, la profundización en estas ramas del conocimiento científico mucho más allá de los objetivos originarios.

A modo sintético Salvà hizo:

  • Inventó una máquina para el tratamiento de cáñamo y lino (1784). Junto con Francesc Santponç.
  • Cinco pruebas de elevación aerostàtica (1784). Hechos en Barcelona y que fueran los primeros despegues de globos aerostàtics del estado español
  • Invención de un telégrafo eléctrico (1791). Basado en descargas producidas por la electricidad estática almacenada en botellas de Leiden, consiste en una estructura multifilar, con un circuito independiente para cada letra del alfabeto. Fue uno de los primeros telégrafos a funcionar a la práctica.
  • El estudio de la navegación submarina (1800). Su Barco-Pescado se avanzó medio siglo a Monturiol, a pesar de que no pudo solucionar el problema de suministro de aire en el interior del vehículo
  • Desarrollo de mediados de transporte por carriles (canal en seco)
  • Conservación de alimentos
  • Prospecciones mineras
  • Registros meteorológicos.

Un ejemplo del reconocimiento que mereció esta actividad científica lo tenemos con el nombramiento del Dr. Salvà como miembro de la Academia de Ciencias de Barcelona, donde incluso dirigió la sección de electricidad.

 

Este eminente científico dejó muestra de su afán para la observación y el método experimental en la busca de nuevos conocimientos, dejando su cuerpo a la «instrucción pública». Siguiendo su última voluntad, su corazón se encuentra conservado en una urna, junto con sus libros, a la Real Academia de Medicina de Barcelona. Un retrato suyo forma parte de la Galería de Catalanes Ilustres del Ayuntamiento de Barcelona.

 
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