Una figura imprescindible de las fiestas mayores: los gigantes

Los gigantes son una tradición en varios países europeos. Las primeras referencias en Cataluña hay que buscarlas en el siglo XIV, y están relacionadas con la celebración de la procesión de Corpus de Barcelona (David y Goliat y Santo Cristòfol). Paseaban gigantes con el objetivo de atraer el pueblo, enseñando figuras y escenas sagradas. Por lo tanto los primeros gigantes tienen relación con la religión. La figura de la giganta es posterior, datada del siglo XVI, y con la apariencia de una dama ataviada a la moda.

Además de los gigantes de Barcelona, había a las parroquias del Pino y de Santa Maria del Mar, y también en Valencia y Palma tenían parejas de gigantes. Con todo, su uso generalizado no se mujer hasta el siglo XIX, cuando se extendió su participación en actos festivos más allá del Corpus.

La grande revifalla, pero, fue a partir del 1980 con la construcción de nuevos gigantes y la proliferación de encuentros de gigantes. Fue en 1984 cuando se constituyó la Agrupación de Pandillas de Geganters de Cataluña, que actualmente reúne más de 400 pandillas.

Pero cómo se define un gigante? En el II Congreso de Cultura Popular y Tradicional Catalana celebrado en 1995 y 1996, se acordó definirlos como "figura vertical de características humanas, de medidas considerablemente superiores a las de un individuo de dimensiones normales, que conducida desde el interior por una persona participa en las fiestas y celebraciones, con un cariz festivo y a la vez de símbolo colectivo".

También en aquel momento se empezaron a diferenciar del gigante tradicional otros variantes existentes, como son el gegantó (más grande que una persona pero más pequeño que un gigante), el gegantet (figura llevada por los niños); el gigante de mochila (que el geganter lleva sujete al cuerpo como si fuera una mochila), y el gigante manotes (el que trae los brazos sueltos repartiendo mastegots mientras baila).