La llegada del tren en Cataluña fue todo un acontecimiento. Miquel Biada, un mataroní que había residido en Cuba y había visto la inauguración del primer tren cubano, se dispuso a construir uno que uniera Barcelona y Mataró. El proyecto no fue mucho muy ver y tuvo que buscar capital extranjero.
Finalmente el ferrocarril fue inaugurado el 28 de octubre de 1848, pero Biada no lo vio, puesto que murió unos meses antes.