La madrugada de este sábado a domingo, 29 de marzo, los relojes se han avanzado una hora para adoptar el horario de verano. Así, a las dos de la madrugada han pasado a ser las tres. Una hora menos que este año ha coincidido en la situación de confinamiento decretado para parar la expansión del coronavirus.
Un hecho que puede provocar ciertas dificultades a la hora de adaptarse a este nuevo horario, puesto que la adaptación puede ser más larga del habitual debido a la disminución de las rutinas sociales, de la exposición a la luz solar y de la actividad física.
Es por eso que, desde la Oficina para la Reforma Horaria y el Consejo Asesor para la Reforma Horaria, se hacen una serie de recomendaciones para adaptarse de una manera más cómoda y saludable.
Estas son las recomendaciones:
- Procurar recibir el máximo de luz natural por la mañana y, a ser posible, salir al balcó a tomar el solo un rato.
- Procurar hacer pautas de ejercicio físico, en la medida que se pueda, especialmente por la mañana, y cada día a la misma hora.
- Desplazar los horarios de comer y sueño de manera progresiva, unos 15 minutos diarios, especialmente en niños, para hacer la adaptación más suave.
- Se recomienda procurar mantener horarios regulares para ayudar a regularizar el ritmo del reloj interno y favorecer el sueño.
- Evitar siempre aparatos electrónicos antes de ir a dormir, especialmente estos días, para no atrasar todavía más la hora para poder coger el sueño.
- Evitar las siestas y estimulantes desde la hora de la comida del mediodía.
El cambio temprano
El cambio horario es una medida que se realiza dos golpes al año (marzo y octubre) y tiene su origen en la crisis del petróleo del año 1973.
La Comisión Europea acordó que en 2021, por lo tanto el próximo año, se suprimiría el cambio temprano a toda la Unión Europea, entre otras razones, por los efectos negativos que este cambio supone para su salud, el incremento de accidentes de tráfico y el poco ahorro energético que genera hoy en día.